Este momento histórico podría entenderse como el de la revolución de los métodos tecnológicos. Entendiendo que nadie debería quedar excluido de las ventajas que dichos métodos aportan al día a día y en aplicación directa a la educación, la tecnología educativa debe entenderse como un medio de integración social, que tenga como objetivo salvar las diferencias entre alumnos y hacer la información accesible a todos.
De este modo se hace más plausible alcanzar la normalización y la accesiblidad a través de la individualización de los métodos, estrategias y tareas.
No obstante, es imprescindible aúnar esfuerzos para que estos objetivos se hagan realmente efectivos y la tecnología educativa pueda adaptarse a proyectos reales de integración.
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